martes, junio 28, 2011

Actividades del medio rural femenino


El medio rural no sólo vive  de la agricultura, sino que se está produciendo una continua diversificación de actividades que están abriendo nuevas oportunidades para las mujeres que ya no desempeñan roles complementarios a los del hombre sino papeles principales, pues muchas de las nuevas actividades suponen la rentabilización de “saberes” que siempre han estado en la memoria de las mujeres. La mujer tiene grandes oportunidades a través de la diversificación de empleo en campos como:

o Turismo rural, donde la mujer ha sido pionera en la implantación de casas y hoteles rurales como alternativa al turismo de playa.

 Se considera titular de la explotación a la persona física o jurídica que ejerce la actividad agraria, organizando los bienes y derechos integrantes de la explotación con criterios empresariales y asumiendo los riesgos y las responsabilidades  civil, social y fiscal que puedan derivarse de la gestión de la explotación.

 Esta situación es debida a que la mujer puede desarrollar dicho trabajo en la propia casa o explotación y “vive esta nueva actividad como la extensión de su trabajo doméstico”, siendo una alternativa “muy valorada por la mujer ya que le permite compaginarla con sus tareas habituales y representa una fuente de ingresos complementarios”.

Esta actividad es un recurso en alza hoy en día, pues la afluencia de turistas y visitantes al medio rural crea riqueza, aumenta las posibilidades de relación social y cultural de la población local, obliga a los pueblos a mantener, conservar y valorizar el patrimonio natural y cultural, y generando, al fin, otras necesidades que a su vez originan nuevos empleos (actividades en aulas de naturaleza, centros de interpretación, excursiones pedagógicas, brigadas forestales, etc). 


o Transformación artesanal de productos agroalimentarios, actividades económicas relacionadas con el valor  añadido de los productos agrarios, fundamentalmente en la transformación y comercialización de los mismos.
  
o Calidad alimentaria, destacando la agricultura ecológica como la opción más desarrollada, donde con frecuencia desempeña la categoría de titular  y se observa una creciente participación de este colectivo en dicho sistema productivo, como una estrategia más de diversificación de rentas en las familias rurales.

o Agricultura de conservación. 

o Pequeñas industrias agroalimentarias o derivadas del ocio.

o Recuperación de oficios tradicionales, tales como los relacionados con la gastronomía propia del lugar (matanzas). 

o Servicio a las personas y de proximidad.

o Otras actividades que, en función de las especificidades de cada territorio, permitan la diversificación económica del medio rural. 

La mujer que trabaja en la explotación familiar como  ayuda familiar vive una situación poco definida en el mundo rural, añadiendo a su papel de ama de casa su trabajo en las labores agrícolas como colaboradora improductiva sin ninguna remuneración económica y sin cotización al Régimen Especial Agrario, priorizando en la economía familiar agraria la inclusión del cónyuge y los hijos a la de la mujer, por lo que no se la considera ni estadística, ni social ni políticamente. 

Su participación en las explotaciones varía según la dotación de tierra y su dimensión. Así, en aquellas que disponen de escasos recursos de tierra y tienen una reducida dimensión económica, la mecanización no es fácil, dado su pequeño tamaño, y por lo tanto su trabajo es fundamental al sustituir al trabajo asalariado.

Sin embargo, en grandes explotaciones que permiten una fácil mecanización de los trabajos tradicionalmente asignados a la mujer, su trabajo ha desaparecido prácticamente. 

La función productiva de la mujer depende de la orientación técnico económica de las explotaciones, pues hay un mayor número de mujeres en la actividad ganadera, en especial en la relacionada con la producción de leche, y en las hortofrutícolas de regadío. 


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