lunes, junio 20, 2011

Educación sexual

La educación sexual y afectiva es un derecho de todo ser humano, y un deber ineludible para la familia, el colegio, y la sociedad en su conjunto.  

Mujeres y hombres de todas las edades, sin importar su nivel educacional, cultural, económico deben tener la oportunidad de recibir información y educación sexual, que involucre aspectos, fisiológicos, psicológicos, éticos, morales, sociales, culturales, que les permita desarrollar esta importante dimensión, tan humana y natural. 

Pero educar para la sexualidad es algo que no se puede elegir, ya que siempre educamos para la sexualidad, sea de manera explicita como las instituciones lo hacen, o de manera implícita a través de la cultura, costumbres. Por esto la decisión que nos corresponde es educar adecuadamente para una vivencia de la sexualidad sana, responsable, informada y constructiva.

Se hace muy necesario tener en cuenta la variable de género como eje articulador de la educación sexual. Dar herramientas para que nuestros jóvenes puedan replantear los  modelos de masculinidad y feminidad desde el punto de vista de la igualdad, respeto y responsabilidad, lo que abrirá el camino indiscutible de la creación de una cultura basada en la igualdad de oportunidades y derechos para todas y todos sin discriminaciones por razones de sexo. 

De la conferencia de El Cairo celebrada en 1994, resultó un plan de acción en materia de educación sexual y reproductiva, que aboga por que los países del mundo den respuestas específicas a los adolescentes y jóvenes, abordándola desde la perspectiva de los derechos humanos, sexuales y reproductivos, y no solo desde el riesgo a la enfermedad.

Por otro lado, la Conferencia del Milenio (2000) sitúa la salud sexual y reproductiva como uno de los grandes retos de la humanidad y como un indicador del desarrollo de los países. Se ve así como el objetivo central de esta conferencia que es la superación de la pobreza, se desgaja en otros objetivos primarios como son las relaciones igualitarias, la no discriminación de las mujeres, la eliminación de la violencia de género, la maternidad segura…

Los principios de los derechos sexuales y reproductivos, que son la concreción de los derechos humanos en el marco de la sexualidad entendida de una manera amplia, se traducen en la posibilidad de que cada persona defina y construya su identidad individual y sexual así como las formas de vivir su sexualidad de manera autónoma.

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