miércoles, noviembre 28, 2012

Cómo podemos ayudar a mujeres víctimas de malos tratos


  • Ofrecerle sensación de seguridad y apoyo: Debemos mostrarnos como una figura de confianza, para ello frases como "no se cómo lo has soportado"," a mí eso no me habría pasado"..., no son las más adecuadas. Lo importante es hacer ver a la persona que el primer paso y más importante es reconocer que eres o has sufrido malos tratos y hay que salir de ese infierno, y tú estarás en ese y en todos los pasos siguientes.
  • Creer a la víctima. Si, creer, confiar es lo que nos dice, algo que muchos no hacen por las situaciones relatadas por las víctimas.
  • No culpabilizar. Algo habitual es decir frases que hacen aumentar la sensación de culpabilidad, lo que incrementa la inseguridad y el miedo. No se deben hacer juicios morales de ninguna de las partes, pero si deben rechazarse las actitudes violentas en todas sus formas sin llegar a concretar. Esto dará sensación de seguridad a la víctima al no sentirse presa de un juicio paralelo y comenzará a ver su situación dentro del ámbito social.
  • Reeducar en las propias valías personales. Cuando una víctima sale de una situación de maltrato suele sentirse perdida ante la sensación de llevar las riendas de su vida. Debe trabajar su autoestima y su sentimiento de valía para llegar a una autonomía completa, para ello debemos intentar proveerle de herramientas que le ayuden en este paso tan difícil. Podemos proporcionarle información, buscar alternativas, animar a la toma de decisiones propias, apoyar dichas decisiones y apoyarle en momentos de frustración y fracaso.
  • Paciencia ante la ruptura por etapas. Esto es aceptar los últimos coletazos de la relación, en la que rupturas y reconciliaciones van a darse más de lo que desearíamos. Es en este momento donde debemos poner nuestro esfuerzo en no culpabilizar, creer, apoyar y esperar. Cada separación será una pequeña victoria, pues en cada periodo de abandono la persona irá recuperando retazos de su vida anterior y sensaciones, perdida de autoestima, valía y sentimiento de independencia. Esta ruptura por etapas es una de las cosas más difíciles de soportar para la persona que está ayudando, pues es donde la frustración tendrá sus picos más altos, pero debemos ver esto como un proceso que la víctima debe atravesar para crear la desvinculación con su agresor. Si la figura de apoyo desaparece, este proceso no se dará, por lo que la dependencia se hará más intensa. Si nos mostramos pacientes y apoyamos sus decisiones, ayudando a analizar los motivos que han llevado a esa situación, los miedos, las ansiedades..., conseguiremos que sienta que fuera de la relación tiene un apoyo con el que contar, y el miedo dará paso a la esperanza.

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