martes, junio 28, 2011

Situación real de la mujer en el medio rural

Además de las funciones que la mujer desempeña en el medio rural, debemos de considerar cual es la situación real del colectivo más numeroso en este ámbito, que es el que proporciona ayuda familiar (82%). 


Entre los elementos a destacar encontramos: 

- La mujer carece de independencia económica , pues el trabajo que realiza en la empresa familiar es un trabajo que va a engrosar una bolsa común, cuya titularidad ostenta el cabeza de familia. Es un trabajo que contribuyendo de forma muy importante a la marcha del negocio  familiar, no reporta de forma directa y personal remuneración, derechos sociales e identidad profesional.

- Complementariamente, la mujer no cotiza a la seguridad  social, por lo que no tiene derecho  a beneficiarse de una cobertura social adecuada, ni a percibir indemnización de paro, accidente o maternidad. Entre las razones que lo justifican se encuentra el hecho de que los ingresos de estas empresas no suelen ser tan altos que permitan afrontar el pago de dos cotizaciones a la Seguridad Social, en cuyo caso se paga sólo la del marido y la mujer se queda de nuevo y como siempre con los derechos que derivan de su condición de esposa y madre, como si nada más aportara a  la empresa familiar. Para subsanar esta situación, en España los sistemas de Seguridad Social que regulan los autónomos en el régimen agrario, incluyen  la posibilidad de que tanto el marido como la mujer coticen como titulares de la explotación y, por tanto, tengan sus propios derechos a las prestaciones. 

- Además, la mujer sufre enfermedades psicosomáticas y sobreenvejecimiento, como consecuencia de los grandes esfuerzos físicos y considerables tensiones nerviosas que su trabajo conlleva; además, compatibilizar el trabajo de la explotación con las tareas domésticas supone, no sólo un alargamiento de la jornada, sino un conflicto de roles, con el consiguiente riesgo de enfermedades psicosomáticas. Esta situación se agrava cuando las condiciones de trabajo se precarizan y no se reconoce debidamente su trabajo.

Otro factor que afecta a la salud es el entorno de vida y de trabajo, la exposición a sustancias peligrosas y productos de protección de las cosechas, que conllevan riesgos para la salud, así  como el contacto con plantas y animales capaces de transmitir enfermedades. También es importante considerar las enfermedades profesionales específicas de ciertas actividades agrícolas. 

- Lo expuesto anteriormente justifica  que cada vez es más necesario el reconocimiento jurídico del Estatuto del cónyuge colaborador, que recoja los derechos y las obligaciones de los profesionales de la agricultura y la ganadería, así como que regule y conceda de una vez por todas el necesario status legal a estas mujeres que hasta ahora sólo figuran como ayuda familiar, haciendo dimanar para ellas la precisa protección social y el justo reconocimiento jurídico que su actividad merece.

- La titularidad femenina de la explotación depende del sistema de sucesión vigente en cada zona geográfica, ya que en buena parte del país, existen regímenes que establecen que la mujer sólo accederá a la propiedad y será heredera en el caso de que no exista un varón entre los hijos.  En el caso de que si tengan derechos sucesorios, se observa que algunas hijas no han heredado bienes de sus padres, sino que éste se los ha cedido vía compraventa, pese a que no ha habido ninguna transacción económica, siendo uno de los copropietarios sus esposos. De esta forma, la titularidad de la explotación se masculiniza y es por ello que se observa que la proporción de titulares de explotación presenta notables variaciones desde el punto de vista territorial.  A este hecho contribuye, que en áreas altamente envejecidas el acceso a la titularidad por parte de la mujer se debe a la desaparición de hombres titulares de edades avanzadas. 

- Asimismo, la mujer no participa plenamente en las relaciones de poder que se establecen dentro de la unidad familiar (reparto de tareas, toma de decisiones, etc.), ni tampoco hay un reparto igualitario entre hombres y mujeres de las responsabilidades públicas (trabajo asalariado, participación en  el poder político y económico, en la toma de decisiones) y privadas (trabajo doméstico, cuidado de los hijos y mayores, etc.).


- La presencia y participación  femenina en el exterior es tremendamente escasa, debido a tres razones:

o La mujer acumula mucho trabajo, pues además de las labores agrarias, asume casi en exclusiva las faenas domésticas, el cuidado de la casa, de los hijos y de los mayores. Ante la ausencia de reparto de responsabilidades domésticas que aún el medio rural existe, es el varón el que representa a la explotación públicamente. 

o Las organizaciones, mayoritariamente  masculinas en su composición, y cuyos componentes todavía siguen aferrados en entender la cesión de parcelas de poder a la mujer sólo como una pérdida irremediable del dominio absoluto y exclusivo sobre la materia en cuestión. 

o La ausencia de conciencia empresarial en la sociedad y en la propia mujer que realiza actividades agrícolas y ganaderas. 

Esto nos lleva a decir a que este sector está tremendamente masculinizado en la toma de decisiones, que no en el trabajo del día a día en el campo. 

- El medio rural ofrece “notables resistencias” a la incorporación de la mujer en profesiones tradicionalmente desempeñadas por hombres. Sin embargo, existen mujeres pioneras tanto en nuevas actividades como en oficios tradicionalmente masculinos, que actualmente ocupan importantes puestos de responsabilidad y de control de recursos productivos . Además, conviene resaltar los nuevos procesos  de participación y protagonismo de las mujeres en la agricultura, el desarrollo rural y la sociedad civil en general, tales como el significativo crecimiento de la  participación de las mujeres en la esfera política local, en el asociacionismo de carácter cívico y ciudadano, en las redes asociativas, y en el papel multifuncional  y diversificado que desarrolla en la actividad agraria.
  
En definitiva, las mujeres rurales se han encontrado en una posición curiosa, puesto que sólo de hecho, más no de derecho, han participado en la vida económica de su entorno, padeciendo todos los inconvenientes de trabajar pero ninguna de sus ventajas.
  
Esta situación está favoreciendo que la mujer rural joven se vea obligada a abandonar su medio, lo que se traduce en el grave problema de la despoblación de las áreas rurales y exige el establecimiento urgente de medidas que favorezcan la Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres en el medio rural, elemento que se ha convertido en tema central de la Agenda de Desarrollo Rural Europea.

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario