La violencia de género implica formas de abuso ejercidas unidireccionalmente por la persona que ejerce el rol de poder dentro de la pareja. La habitualidad agrava el daño y refuerza al agresor en su violencia, crea un clima de permisividad y de aprendizaje de la violencia cuando hay hijos e hijas. El establecimiento de la violencia como una forma habitual de relaciones dificulta la identificación del abuso por parte de las víctimas que progresivamente pueden perder la capacidad de pensar y de actuar libremente.
La tolerancia social versus la violencia de genero y la historia personal de la mujer maltratada pueden dificultar la identificación de los abusos. Esta tolerancia puede estar presente y actuar directamente en el contexto social de la mujer, en su entorno laboral, en el entorno sanitario, en el entorno educativo, etc.., dificultando una ayuda para la identificación preventiva de los abusos.
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