-La violencia de género continúa cobrándose víctimas. ¿Para qué ha servido la ley?
Veníamos de una situación de escasez de recursos, las mujeres que denunciaban se ponían en riesgo porque no había medios para protegerlas, eran ellas las que morían, pero eso cambió en una década. Cuando se aprobó la ley había 14.000 denuncias, desde entonces se han multiplicado por diez. Cada vez más mujeres denuncian, son más mujeres expuestas a situaciones críticas, pero ahora tenemos más recursos para protegerlas.
-El castigo parece no hacer desistir a los maltratadores.
Cuando uno decide matar a su mujer no hay medida represiva que valga, lograrlo se convierte para él en una misión.
-¿Descartado entonces reeducar a los maltratadores?
El objetivo de estos hombres es mantener controlada a su víctima. ¿Cuándo la matan? Cuando escapa a su control y recupera su libertad. Las mujeres asesinadas por sus parejas son las víctimas de la lucha por la igualdad. Se puede trabajar preventivamente con adolescentes y jóvenes, con adultos no se puede ir más allá del control de la ira.
-Algunos jueces sustituyen penas por reeducación.
Estoy totalmente en contra. Se dan situaciones absurdas, como la del juez decano de Alicante, que envió a una de estas clases a dos extranjeros, se sentaban, no entendían nada y han eludido la responsabilidad penal. El violento debe tomar conciencia de la gravedad de lo que ha hecho y asumir su culpa.
-¿Los jueces colaboran?
Tenemos algunos que parecen haber entrado en la carrera para llevarle la contraria a la ley. Ha sido la más recurrida de la historia. Yo estoy detectando una reacción social a la igualdad.
-¿Qué quiere decir?
Desde la muerte de Franco se llevaron a cabo en este país reformas legislativas básicas. Teníamos unas leyes igualitarias y una sociedad no igualitaria. Los dos últimos gobiernos han trabajado para que podamos ejercer esos derechos. Todos sabemos que las mujeres cobran un 15% menos que los hombres, 22 días menos al año, así que hacemos leyes que fomenten políticas para corregir esas desigualdades, obligamos a las empresas a identificar las prácticas que hacen que eso sea así y corregirlo.
-El eterno problema de la conciliación.
No puede ser que el cuidado de los demás recaiga siempre en las mujeres. Eso afecta a su vida laboral y su desarrollo personal. A lo largo de los últimos años hemos ido conquistando espacios -la ley del aborto, la de violencia de género...-, éste es el momento de ser competitivas laboralmente.
-Repuntan las conductas machistas entre los adolescentes.
Están muy mediatizados. Lo que las familias y la escuela hacen de día lo destrozan por la tarde los medios de comunicación.
-La publicidad sigue utilizando a las mujeres como productos.
-Sí, y crea unos perfiles imposibles que causan mucho dolor cuando se aspira a ellos, sobre todo en la adolescencia.
Ángeles Álvarez, promotora de la Fundación Mujeres, miembro de la Red Estatal de Organizaciones Feministas Contra la Violencia de Género y, hasta el año pasado, vocal del Observatorio de la Violencia de Género.
No hay comentarios:
Publicar un comentario