Kandahar no es una película para entretenerse, ni para divertirse. Ni tan siquiera es una pelicula.
Kandahar es un documento de denuncia, es un testimonio tan duro, como real, de la situación que se vive y que se lleva viviendo durante muchos años en Afganistán.
A través de los ojos de la protagonista, una mujer afgana que vive exiliada en Cánada y decide volver a su pais a salvar la vida de su hermana, el film, nos sumerge en un viaje por la pobreza, por las miserias de la guerra, por la intolerancia, por el miedo y la desesperación de unas gentes que ya no se acuerdan de lo que es vivir en paz.
Basada en un hecho real y rodada a ritmo de documental, nos muestra aspectos de la vida cotidiana que en algunos momentos pueden parecernos irreales por su dureza pero que por desgracia son ciertos, como la discriminación hacia las mujeres, obligadas a tapar su rostro con el famoso burka, para evitar así hacer pasar vergüenza a sus maridos, la dureza de las escuelas, donde los niños son obligados a recitar diariamente las leyes islámicas, siendo esta su única posibilidad de llevar una vida digna y donde por supuesto, a las niñas no se les permite la entrada, la interminable lista de espera de los lisiados por culpa de las minas antipersona, etc
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