En esta obra se rinde un especial homenaje a todas las mujeres que convirtieron la jardinería en un arte; a grandes soberanas como Catalina de Médicis o la duquesa de Osuna, a las primeras jardineras, diseñadoras, pintoras y coleccionistas de plantas, pero también a muchas escritoras, como Beatrix Potter o Elizabeth Armin, para las cuales el jardín era un lugar ideal para descansar y un símbolo de amor y libertad.
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