La protagonista, escritora también, sufre una "psicosis reactiva" el día en que Boris, su esposo, decide dejarla por una mujer mucho más joven. Hasta ahí la historia es banal, cientos de mujeres pueden contar la misma anécdota tentadas de caer en la venganza o la ridiculización del ser querido. Lo importante es que aunque la novela sea de corte bastante clásico, combinaciones de imperfecto con pasado simple, esto le permite a la autora mantener una distancia (un exterior que no llega a ser interior como el presente del indicativo) con su personaje que saldrá de la crisis, se acercará a un grupo de mujeres ancianas (los cisnes), entre ellas, su madre, y logrará organizar su vida, a punto de ser fantasmal, socialmente congelada, casi invisible. Flash-backs de instantes dolorosos, humillaciones de género, renuncias individuales a las que el personaje está acostumbrado.
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