viernes, agosto 12, 2011

Informe de ONU Mujeres


   La igualdad entre hombres y mujeres está reconocida constitucionalmente por 139 de los 192 miembros de las Naciones Unidas. Pero ante los ojos de la ley, la brecha entre los dos sexos es importante y eso se traduce, por ejemplo, en que en Europa sea difícil probar los casos de violación ante la justicia o en que 603 millones de mujeres en el mundo no tengan protección legal frente a la violencia doméstica. 
   Mujeres que viven en países donde, además, actos como la violación conyugal no son considerados explícitamente un delito. Eso, en cifras, significa que hay 2.600 millones de mujeres en 52 países que pueden ser asaltadas por sus maridos, sin que estos sufran castigo alguno. Las mujeres siguen experimentando injusticias, violencia y desigualdades en el hogar y en el ámbito laboral. 
     Son algunos datos recogidos en el primer informe de ONU Mujeres, el órgano de las Naciones Unidas para las políticas y acciones en el ámbito de la igualdad de género. Las mujeres están marcando la diferencia y provocando el cambio. Pero la discriminación y la injusticia de género todavía son frecuentes en todo el mundo.
    Hay países en los que el 60% de las mujeres ha experimentado alguna forma de violencia física o sexual. La lacra se repite en todo el mundo. En el 57% de los países miembros, el 10% de las mujeres afirma haber sufrido algún tipo de agresión sexual en su vida. Sin embargo, solo el 11% de ellas lo denuncia. En el caso de robo, el 38% sí busca justicia.
   El informe también pone de relieve que en el ámbito laboral hay países donde las mujeres reciben un 30% de salario menos que sus iguales varones. Y la mitad de las trabajadoras del mundo están en empleos que carecen de la protección de leyes laborales. De nuevo, las leyes en el ámbito de la igualdad salarial existen en 117 países, pero no se aplican de manera apropiada.
   La ONU hace referencia al vínculo que hay entre la brecha por sexos en los salarios y la vida familiar. Es lo que se conoce como "castigo a la maternidad". Cuando el hombre asume una mayor proporción en las tareas domésticas, "la brecha salarial es inferior". Un tercio de los países impide a las mujeres trabajar en los mismos trabajos que los hombres con leyes "paternalistas".

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