La psiquiatra norteamericana, de raíces latinas por el lado materno y por otra parte, heredera de la tradición oriental europea, se apropia de las tradiciones heredadas y nos sumerge en los relatos infantiles que la acompañaron y nutrieron desde su infancia. Allí comienzan a aparecer los primeros paradigmas ejemplificados de la conducta y el comportamiento femeninos.
Es una invitación a recoger la sabiduría de la mujer de antaño y de la mujer primitiva que circunda la tierra.
Pinkola nos obliga a observar la naturaleza para respetar sus ciclos y respetar los nuestros. La base de la sabiduría femenina estriba en respetar los tiempos de gestación, vida y resurreción. Tal como lo hace la naturaleza. El mal llamado sexo débil aparece aparejado en este libro al comportamiento de los lobos: salvaje pero crucial para el desarrollo de la personalidad humana.
Lo que resulta más apasionante y revelador de esta notable obra es el llamado que hace a la mujer a volver a reencontrarse con su espiritualidad. Un urgente llamado a ponerse en contacto con la intuición profunda y para desarrollarla, una invitación permanente a desarrollar la creatividad a través de la escritura, la danza, la pintura, y todas las artes que nos ayuden a sacar nuestro yo profundo de su escondite.
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